Bruno Cirnigliaro

Biografía

Nació tras la resaca navideña de un 25 de diciembre de 1980, a las once de la mañana. Empezó a caminar sobre la tierra colorada de Misiones una tarde tórrida de enero de 1982, en una parada de un viaje a Brasil con su familia. Creció entre los naranjos de barrio sur en Tucumán, y la inmensidad de São Paulo, Brasil, país al que siente como suyo y de donde es originaria su madre. El amor le llegó temprano cuando tenía apenas cinco años y se pasó llorando la última noche de un viaje en barco porque no volvería a ver a la moza holandesa de quien -dice- se había enamorado.

Su vocación por las palabras empezó en su adolescencia cuando su padre le regaló sorpresivamente las rimas de Bécquer. Dicen que inmediatamente después de ese episodio, comenzó a escribir.

Estudió tres años Arquitectura; un día Letras; y cuatro años Comunicación Social, recibiéndose de ésta última un lunes de febrero de 2006. Fue cronista del diario La Gaceta y escribió para distintos medios. Hizo talleres de crónica con algunos grandes maestros del periodismo narrativo, a quienes no responsabiliza por sus errores de escritura: Gumersindo Lafuente, Alberto Salcedo Ramos, Julio Villanueva Chang y Josefina Licitra.

Es amante de los viajes: conoció tempranamente Europa. Afirma que algún día se irá a vivir a Taormina, pueblito de la costa este de Sicilia que visitó varias veces. Se fue de intercambio a Australia, estudió en Italia e hizo una maestría en España, donde vivió y trabajó un año. Durmió en una choza con piso de arena en una isla desierta de Panamá, y bailó y transpiró hasta el amanecer en el sambódromo de Río de Janeiro, donde fue campeón del carnaval 2016 con la escola de samba de sus amores y más antigua de Brasil, la Mangueira.

Le gusta cultivar la amistad, el café, la conversación y la palabra. Leyó a Pedro Salinas en una plaza de Salamanca. Y en abril de 2013 visitó la tumba de Cortázar en Montparnasse, donde se quedó un par de horas leyendo fragmentos de Rayuela.

En 2009 fundó una agencia de comunicación donde se desempeña como consultor de empresas y también empezó a dictar clases en la universidad, donde sigue hasta hoy.

Tiene dos sobrinas y un sobrino: Lourdes, Julieta y Matteo; y alguna vez se lo escuchó decir, convencido, que estos tres niños inventaron la dulzura.

Crónicas de Bruno Cirnigliaro

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