Bitácora Zeta

Luego del libro, esto

Esta es la nueva edición de Tucumán Zeta. La terminamos de subir a la página web anoche, a las 4 de la mañana, con una temperatura exterior que, en plena primavera subtropical, no llegaba a los 12 grados centígrados. El frío corresponde a la estación que deberíamos haber actualizado la página. Pero créame que, en los últimos meses, TZ fue algo más que el portal de periodismo narrativo que hoy estrenamos -de nuevo y muy a gusto- con cuatro historias de acá e inéditas.

Esta es la primera edición digital que continúa a Crónicas de Acá, el libro que compila algunos de los textos publicados en el primer y segundo año de TZ. Le cuento que el libro anduvo muy bien; ya casi se agota. Nos invitaron a mostrarlo en clases de la Universidad, en encuentros culturales, en medios de comunicación. Hasta de otras provincias lo pidieron. Qué locura hermosa. Recibimos una energía sincera y cálida de quienes se interesaron, de quienes lo compraron y de quienes se lo regalamos. Vaya, de nuevo entonces, mi agradecimiento personal y de todo el equipo TZ por eso.

Fue una gira de aquí pa allá, con el libro como excusa. Siempre pensé en las excusas como un motor. Un cumpleaños es una excusa para festejar. Una despedida es una excusa para llorar por alguien. Un partido de fútbol es una excusa para ver a tus amigos o amigas. Y en este caso, publicar un libro es una excusa para seguir adelante.

A un click de distancia tiene cuatro crónicas periodísticas que aportan una fichita más al rompecabezas -y sí que es un rompecabezas- que intenta pintar Tucumán. Cuatro historias narradas con palabras y fotografías, un universo segmentado y subjetivo, pero que parte de la premisa de la sinceridad del periodismo bien hecho. Pues no tenemos la verdad, tenemos cuatro historias que hemos encontrado en medio de tantas verdades para contar. El foco esta vez: historias que suceden fuera de la capital.

La invito, lo invito, a que se arriesgue a leer. A que nos de la oportunidad de mostrarle lo que hacemos. Se que en tiempos donde el Facebook se llena de videos chistontos y los grupos del Guasap se meten hasta en el baño, puede ser un tanto rebelde arriesgarse a leer alguna de estas historias.

Esta edición presenta una altísima calidad fotográfica, en manos de Diego Aráoz, Jorge Olmos Sgrosso y Javier El Vázquez. Imágenes que enaltecen la profesión y que sirven de fundamento irrefutable ante los editores que piden a los periodistas una fotito con su celular. Hay una construcción propia, una historia con peso, en cada narración fotográfica.

Las palabras: hemos vuelto a la cancha con los compañeros de ruta El Pollo, Exquiel Svetliza y el amigo Bruno Cirnigliaro, que encararon historias duras y que en el laberinto hacia la profundidad dolorosa encontraron una salida inteligente, bien contada, humana. Junto a Marian Maulú, nos tocó narrar los otros colores de la realidad, y pienso que hemos encontrado un matiz justo para que sean pulposas, atractivas y a la vez descifradoras.
Todo proceso dinámico de construcción creativa tiene también a personas que no se ven en lo expuesto. En este caso, Silvina Cena, una de las mejores cronistas de acá, le dedicó mucho tiempo, calidad y profesionalismo a la edición. Un abrazo largo, Pivi, y ojalá otra vez tengamos el gusto de trabajar junto a vos.

Estas circunstancias me hacen pensar que la Edición Número 8 de Tucumán Zeta es una de las más completas que hemos publicado. Tiene el gusto de un equipo maduro. Disfrútela como a un durazno.

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