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Se nos fue un colaborador de la casa, un amigo, un talentoso. Julio Federico Augier se puede leer en el trazo de sus dibujos. Éste es un pequeño homenaje de sus compañeros de Tucumán Zeta.
Sobre una servilleta, con un bolígrafo y siempre acompañado de un café humeante, a Julio Augier lo podías ver tramando y trazando líneas para terminar un croquis en la esquina de Laprida y San Martín. Donde había tiempo y espacio para un café, seguramente había un croquis.
Su mano de arquitecto parió, sin detenerse, edificios, calles, manifestaciones, tazas de café (claro!), iglesias, vendedores de aloja, autos, ómnibus y todo lo que se le cruzara por sus ojos llenos de urbanidad.
Fue un croquis del Mercado del Norte lo que me empujó a invitarlo para acompañar una crónica policial de Luis María Ruiz y así se sumó como colaborador de Tucumán Zeta.
Cuando dábamos los ultimísimos detalles a esta web, nos dimos cuenta de que nos faltaba una foto suya para acompañar su biografía. Pánico. Seguro encontramos algo nos mentimos… pero nada. Ni un solo retrato de Julio, y eso que buscamos. Dada la proximidad del cierre decidimos (y como ustedes mismos lo pueden comprobar) ponerle su firma al cuadrito donde debería ir su foto. Julio Federico Augier se puede leer en el trazo.
Finalmente hoy, pude encontrar un retrato y, como no podía ser de otra manera, es un croquis. No cualquier croquis. Es un autorretrato con una sonrisa y “peinado para la foto” que lo tiene gigante… enorme, sobre la Catedral Metropolitana Nossa Senhora de Aparecida, obra de uno de sus arquitectos preferidos, el brasileño Oscar Niemeyer. Lo hizo un 21 de agosto, el día de su cumpleaños.
Hasta siempre Julio, te vemos a la vuelta!
Tus compañeros de Tucumán Zeta