Diego Armando Díaz

Biografía

Mi nombre es Diego Armando, como Maradona, y por Maradona, nací en 1980, cuando el Diego no era tan conocido, aunque ya había salido campeón del mundo en la sub-20 con Menotti.

El fútbol estuvo presente en mi vida desde que nací, porque nací un 16 de marzo, un domingo de clásico en la ciudad de Aguilares, jugaban Newbery vs Deportivo, no sé el resultado de ese partido porque por culpa mía mi viejo no fue a ver ese clásico.

Todo el mundo piensa que el nombre me lo puso mi papá, pero no, la que me puso ese nombre fue mi madre, ella es hincha fanática de Boca, y ahora cuando escribo esto en el comedor, ella escucha en la cocina la suspensión del Boca -River, por la lluvia.

Me primera experiencia con la escuela fue nefasta, el jardín era un sufrimiento, no me gustaba, lloraba todo el día, lo odiaba, pero me gustaba jugar con mis compañeros, y tomar el mate cocido a las cinco de la tarde.

Cuando me toco ir a primer grado, en el 86, me negué a ir a la escuela en el primer día, por lo que mi vieja, utilizo una varilla de mora para obligarme a ir.
La secundaria la hice en la ENET N°1 de Aguilares, me gustaba leer, pero allí se leía poco.

El fútbol era mi mayor aspiración, quise jugar en el club del cual era hincha, pero mi carrera duró dos meses, las clases de taller por la tarde, Camelot, una disco de los ochenta y noventa de Aguilares, hicieron imposible mi sueño. Me recibí de Técnico Mecánico, pero sentía que no era lo mío a mi me gustaban otras cosas, así que me decidí por la carrera de Letras.

Llegué a la facultad sin saber bien de que se trataba, pero cuando conocí por dentro la carrera, me gusto más, salir de una ciudad pequeña y encontrarme en algo tan grande, con colectivos por todos lados, gente apurada, que caminaba y caminaba como desesperados me impactó.

La carrera me costó mucho tiempo y sacrificio, me recibí y hoy soy docente.
En el medio mientras estudiaba y trabajaba, me dedique al rugby, a los 27 años aprendí un nuevo deporte, que practiqué hasta este año, y nunca sé si lo voy a dejar.

Crónicas de Diego Armando Díaz

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