Habla Res, después de que derribaron su obra

Bitácora Zeta

Habla Res, después de que derribaron su obra

Dos hombres tumbaron las pilas de diarios que al artista había colocado en la puerta de la Casa Histórica, como parte de la intervención «Una puerta, dos ventanas», obra inaugural de la Séptima Bienal Argentina de fotografía documental. El video muestra cómo lo hicieron y las palabras de Res cuentan qué opina de esta destrucción.

 

 

«La instalación consistía en bloquear la puerta y las dos ventanas de la Casa Histórica. Quisiera dejar abierto lo que cada uno interprete sobre esto. Estábamos bloqueándola con diarios, los diarios que tienen más circulación a nivel nacional y muchos ejemplares de La Gaceta. Buena parte de las personas que pasaron por aquí opinaban que -y nosotros coincidimos- el modo en que se comunica puede obstaculizar o favorecer las emancipaciones. Con esta obra, se iban a producir las dos cosas: los diarios obstaculizaban la entrada en un momento y, en otro, la abríamos junto a reporteros gráficos y fotógrafos documentalistas.

Pero alguien enojado se adelantó y tiró toda la pila abajo. Este señor ya había pasado ayer, también enojado. Hubo alguien que me dijo: ¿Cuánto le pagaste al señor que tiró todo? Parecía una puesta en escena. Vino acá, empezó a gritar. Junto a él se formó un grupo de gente que me increpaban. No respondí nada, pero quedé tan alterado que unas horas después tenía que hacer una compra con la tarjeta de débito y no podía recordar el pin.

Por un lado, un poco de eso hablaba la instalación. Estamos todos en el mismo barco y lo importante sería que nos dejemos hablar. Esta gente no me dejó hablar. No dejó que la directora del Museo le hable. Exigía que nosotros sacáramos todo para después escucharlo. Yo entiendo que puede haber gente que no le guste. Pero tenemos que hablar.

El hombre habrá llegado a las 10 y media, diez de la mañana. Creo que tiene un negocio por acá. Estaba alterado. Esa alteración no se cuánto tiene de personal y cuánto tiene de colectivo. Apareció y me empezó a arengar, se sumó otra gente y se me pegaron y me dijeron de todo. Yo no respondí nada. Dejamos que la rompiera sino era para, no se, para agarrarse a trompadas.

Yo estaba anoche acá y venían los perros y hacían pis en el símbolo patrio y nadie decía nada. Nosotros nos tomamos el trabajo de poner gomas en los soportes para no tocar la Casa Histórica. Pusimos esta estructura para colgar los diarios ahí y evitar que pudieran dañar a alguien que pase por abajo. Cuidamos todo. E incluso los diarios los donaremos a una cooperativa cartonera de acá.

Esta obra se llamaba Una puerta y dos ventanas. Podemos pensar que es una imagen posible sobre el Bicentenario. Esto que queda quizás sea la imagen del Bicentenario, tenemos algunas personas que no quiere ni que hablemos. Yo le propuse hablar y no me dejó.

Uno de los argumentos era que yo venía de fuera a meterme con los tucumanos. Él decía que vengo de Buenos Aires. Como verás tengo acento de otro lado. Se mezclan muchas cosas; se mezcla un problema que puede ser individual, con un caldo de cultivo, con un grupo que acepta eso, que da lugar a eso. Y se mezcla también el problema de que ese grupo sabe que puede hacer, porque de hecho nadie le va a decir nada. Yo podría estar diciendo: “bueno yo consideraba que esto era una obra, mi trabajo, mi obra, vino este señor y la destruyó”.

A mí me parece absurdo que  la rompa. Esto estaba planeado en milímetros. Puede entenderse también como una nueva intervención a la obra. Ojalá no hubiera ocurrido. Que esto no ocurra nunca más y que en todo caso podamos hablar. Parecía que esto era de otra época. Parecía de épocas pretéritas. Entre estos diarios figura cómo fue comunicado el fusilamiento de Dorrego, que no se dice. Los diarios dijeron que Dorrego se fue. Dorrego se fue, no se sabe cuando vuelve, decían. Acá también está el titular que dice Total normalidad, el día después del golpe del 76 y está también el periódico seleccionado que dice Apoteosis de la libertad, referido al golpe del 30. Eso es mucho más violento que este señor, sin dudas, pero pensábamos que eran cosas de otra época. Se ve que ahora hay espacio en la imaginación de la gente y en sus actitudes para que aparezca uno que diga: quiero que las cosas sean así. Y si no le gustan se aguantan».

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